La vida está llena de nuevas experiencias, los niños pequeños no son ajenos a éstas, es más, es en la primera infancia cuando se enfrenta el primer encuentro con todas las prácticas que luego se convertirán en hábitos.
El infante está a la expectativa de las reacciones del adulto; observa, escucha, mide respuestas y con base a este experimento, interioriza cada nuevo momento como “bueno o malo”, por ejemplo…si el niño que va a entrar a la escuela por primera vez, observa y escucha que para los padres o familia esto representa una preocupación, tristeza, pena y se manifiesta con verbalizaciones y gestos negativos, evidentemente el niño registrará en su mente que el lugar a donde va no es bueno por eso mamá y papá sufren.
Recordemos que un elevado porcentaje de aprendizaje durante la primera infancia (0 meses a 5 años) se da por el factor imitación.
Ante esto, es importante que los padres contemos con ideas que nos orienten cómo actuar cuando mi hijo/a pequeño estará frente a nuevas situaciones, de aquí se desprende las siguientes recomendaciones:
- En la medida de las posibilidades el adulto debe anticipar los cambios que se darán, esto permitirá que tengamos el tiempo suficiente para preparar al niño ante lo que se viene
- – Los papis deben analizar todo el nuevo contexto para que con elementos suficientes puedan orientar a su hijo, por lo general un cambio genera alteraciones paralelas que no son consideradas; por ejemplo: ingresar a un centro no solo implica la adaptación a este nuevo lugar, implica…adaptación a la maestra, a los amigos, a ser parte de un grupo, a un nuevo espacio físico, aceptar dejar a sus cuidadores anteriores, dejar el espacio anterior, abandonar rutinas para empezar otras nuevas, etc.
- Una vez analizado todo lo que implicará el cambio los papis deben conversar con el niño y explicarle lo que pasará, por qué pasará, cuando pasará y cuánto
durará, también deben explicar dónde estarán ellos y todas las personas de las que el niño se separará de ser el caso. - Utilice gestos y movimientos abiertos y que denoten alegría, así también su tono de voz debe ser alegre y confiado, esto transmitirá seguridad al niño.
- Celebre los logros del pequeño por más chiquitos que sean, esto le transmitirá el mensaje de que lo está haciendo bien.
- Cuando se trata de nuevas experiencias, intente dar el ejemplo, realice Usted la actividad primero para que el niño observe y aprenda, por ejemplo, queremos fomentar la seguridad e independencia cuando estamos en lugares como un restaurant, antes de que solicite al niño “vaya a pedir una servilleta”, dígale…necesitamos una servilleta, acompáñame y observa como mami/papi va a pedir…Utilice expresiones claras, sencillas y con cortesía para que el niño observe cómo se hace y la respuesta que recibe de la otra parte.
- No condicione al niño para realizar una actividad…no diga…”si no haces esto…no te doy esto…”recuerde que todos en algún momento tuvimos primeras experiencias en todo, recordemos cómo nos sentimos en ese momento, por lo general el pensamiento automático que se produce es “no voy a poder”…no voy a poder ir solo a la escuela, no voy a poder hacer solo el trámite en el banco, no voy a poder manejar…ha sido toda una rutina de práctica y constancia la que nos ha dado la experiencia y experticia en todo lo que hoy si podemos hacer entonces no esperemos que los pequeños sientan que pueden hacer todo lo que los padres les pedimos sin antes haber sentido nervios e incluso resistirse.
- Una buena técnica para preparar al niño para nuevas experiencias es “el cuento” relatar con imágenes (internet) lo que pasará, cómo otros niños han enfrentado situaciones similares y escuchar la retroalimentación que hace el niño nos dará una idea de cómo se siente ante determinados espacios, personas o momentos.
Recuerde que los cambios son parte de la vida, mientras más temprano enseñemos al niño a estar listo para estas situaciones, más herramientas de autonomía, seguridad, autoestima le estamos dando, aprendamos a confiar en las capacidades del pequeño, no lo subestimemos, muchas veces nos sorprenden sus reacciones y es que ante los cambios es una constante que los padres sufran más que los niños, esto obviamente porque el padre desde su adultez es capaz de prever todos los posibles escenarios pero es un riesgo que permitamos que se contamine una nueva experiencia por nuestros temores.
Tía Lore
Mundo de Juguete