Equilibrio, Trabajo y Familia

María Lorena Cañizares Jarrín, Docente de la Universidad Politécnica Salesiana, Carrera de Psicología. De profesión Psicóloga Clínica graduada en la Universidad de Azuay. Títulos de Cuarto nivel: Especialista en Diagnóstico Intelectual, Universidad Técnica Particular de Loja, Magíster en Desarrollo de la Inteligencia y Educación de la Universidad técnica Particular de Loja, Magíster en terapia Familiar Sistémica, Universidad del Azuay.

lcanizares@ups.edu.ec

Resumen

Que una persona tenga que cumplir varios roles en su vida no es fácil, pero si es posible. El arte está en poder organizarnos para lograrlo, esto siempre y cuando se cuente con el apoyo de los miembros de la familia y la voluntad de quien ejecuta las acciones. Lograr una adecuada organización, priorización y compromiso es la clave para lograr el equilibrio.

Palabras clave

Equilibrio, familia, estabilidad emocional, organización, priorizar, contaminar.

Equilibrio Trabajo y familia

El trabajo y la familia son dos esferas fundamentales en la vida del adulto, áreas que además se entrelazan y se vuelven interdependientes.

La familia se ha transformado en las últimas décadas y con ella los roles que cada miembro cumple. Ya no es el padre el único proveedor del hogar, la necesidad de que la madre trabaje no solo para completar el aporte necesario para cubrir los gastos de la casa sino también porque los planes de crecimiento familiar hacen que hoy en día las parejas con o sin hijos busquen continuamente mejorar su calidad de vida lo que muchas veces se evidencia en los bienes que van adquiriendo en su recorrido.

Las familias quieren mejorar su condición, lo que ayuda a esto es que la pareja trabaje y se ha roto también en gran medida la posición machista de que la mujer llegue temprano a casa o que estén en ella antes que su marido llegue con todo listo para su comodidad. La dinámica relacional ahora, está convirtiéndose en un verdadero trabajo en equipo.

La familia encuentra un soporte en el compartir diario, y a pesar de toda la carga que puede haber con el trabajo que se tiene, las pocas horas que comparten buscan ser solventadas cuando hay hijos presentes con el apoyo en tareas escolares, juegos interactivos, compartir una cena en familia, entre otras que de una u otra forma buscan compensar la ausencia que el trabajar fuera de casa implica. Cuando no hay hijos presentes al parecer la situación puede ser más sencilla sin embargo no debemos olvidar que el pedestal que sostiene el vínculo del amor suele ser los cuidados y el sentir que el otro está presente y pendiente aun cuando físicamente no pasen el día juntos.

Nadie dice que es fácil pero la sociedad que cambia y crece va demostrando que se puede, claro no en todos los casos pero la generalidad se ha convencido quizá como una forma de calmar las culpas; de que esto es lo mejor, entonces el trabajo no estaría en encontrar soluciones para lograr que la madre vuelva a la casa a cuidar y criar los hijos mientras el padre sigue siendo el proveedor; el trabajo consistiría en encontrar el equilibrio sano entre todas las actividades que la pareja debe cumplir y por qué no decirlo, los hijos también en este proceso de entender que el estar solos o al cuidado de un tercero es para generar un aporte en ese trabajo en equipo mencionado anteriormente.

Mejorar la calidad de vida es un anhelo común y sentido, los pasos que se debe seguir para lograrlo es lo que está sujeto a análisis. Desde la Psicología, un punto importante es considerar que para lograr el equilibrio será necesario que los miembros de la familia mantengan una estructura emocional sólida. Cuando esta no está fortificada, uno de los peldaños, llamados miembros, provocará el desequilibrio; es decir, basta que una madre se reniegue por el cumplimiento de los múltiples roles que está cumpliendo, un padre discrepe de lo que él o los otros hacen, los hijos reclamen la presencia, para que el sistema de soporte se pierda. Esto no solo puede llevar a la toma prematura de equívocas decisiones, sino que además puede desestabilizar completamente el sistema de unión de la familia rompiendo también otros elementos.

Hay múltiples estrategias para alcanzar el equilibrio esperado, en este artículo menciono las tres básicas que pueden apoyar en un primer momento.

  1. La organización en la rutina es la clave para encontrar el equilibrio, pero ésta debe darse en primer lugar a nivel emocional, es decir, la persona o la pareja o la familia debe entender claramente los roles, funciones y actividades que a cada uno le toca desempeñar en mira de un objetivo común, esto dará la calma emocional a todos los involucrados; cuando se está tranquilo frente a lo que cada uno tiene que hacer, se entiende lo que implica ese hacer y cuando se entiende ese hacer se lo acepta y al aceptarlo se lo vive con tranquilidad alcanzando la organización.
  2. Priorizar las actividades es un segundo paso importante, a pesar de los múltiples roles que un miembro de la familia debe cumplir, habrá momentos y situaciones en las que la demanda de uno de ellos se anteponga a los demás. Eventos escolares importantes, reuniones de trabajo decisorias, actividades familiares, nos harán pensar en la necesidad de replantear la rutina para poder cubrirlas y se tendrá que hacer los cambios necesarios para que por esa situación específica la familia o el trabajo puedan tener el lugar que en ese momento requieren sea dado.
  3. Finalmente, el no “contaminar” los espacios cierra el círculo de este importante, necesario y posible proceso. “Cuando se está en casa que se esté en casa”; “cuando se está en el trabajo, que se esté en el trabajo”. Esto quiere decir que cuando estamos cumpliendo los roles familiares, nada debería entorpecer o invadir esos espacios y momentos, la dedicación tiene que se completa y si es necesario tomar acciones como desvincularse de un computador, un celular, etc, se lo debe hacer; pero de la misma forma, cuando el miembro de la familia está en sus actividades productivas, se debe dar el máximo para que el esfuerzo de sus frutos.

Compaginar actividades no es sencillo, pero es posible, todo está en el querer hacerlo. La idea es que al final de cada jornada se sienta la satisfacción del deber cumplido en cada una de las áreas en las que nos desenvolvemos.

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